Elizabeth Jacquet de la Guerre,  nacida, según se cree, en 1667 en París, donde murió en 1729, fue la primera compositora importante de la historia de la música francesa. 
Hija y nieta de músicos (su padre fue el organista Claude Jacquet, que se casó con Anne de la Tourche, viuda de un oficial del duque de Orleans), aprendió música cuando aún era una niña, primero con su padre y luego gracias al interés de varias familias de la buena sociedad parisina.  En 1673, a la edad de seis años, fue presentada como "niña prodigio" a Luis XIV en Versalles. 
Madame de Montespán se hizo cargo, personalmente de su educación y ya en 1667 se leía en los diarios: "Canta las cosas más difíciles, toca el clavicémbalo y es capaz de acompañarse así misma...  Compone música y puede hacerlo en todas las tonalidades".
En 1684 se casó con otro músico, el organista de la iglesia jesuita Marín de La Guerre, y al año siguiente consiguió que se ejecutara su primera obra, un ballet con fragmentos cantados, titulado Les jeux à l'honneur de la victoire.  La composición tuvo éxito y el rey le pidió otras interpretaciones.  En 1687 Elisabeth escribió una primera serie de fragmentos para clavicémbalo.  Ese mismo año dio a luz un hijo que, desgraciadamente, murió a los diez años.
En marzo de 1694 la Real Academia de Música ofreció la primera ejecución de su obra Cèphale et Procris, cuyo éxito fue inmediato y duradero.  Entre 1696 y 1698 escribió su Trío sonate y una serie de arias.  En 1704 murió su marido, pero gracias al apoyo  del rey y de sus amigos de la corte siguió escribiendo; en 1707 publicó sus Pièces de clavecin y las Sonates por le violon et pour le clavecin y en 1708 el primer libro de cantatas en lengua francesa.  Siguió escribiendo varias largas cantatas como Esther, Le passage de la mer Rouge, Jacob y Rachel, Jonas, Susanne, Judith, etc.
Titon du Tillet otorgó un puesto importante a madame de La guerre en su Parnase français y junto a su retrato escribe Aux grands musiciens j'ay disputé le prix y también "se puede decir que ninguna persona de su sexo tuvo tanto talento como ella en el arte de componer música y tocar el clavicémbalo o el órgano".
Su Trio Sonate probablemente fueron las primeras de su género que se ejecutaron en Francia (aunque las de Couperin se escribieron antes, se ejecutaron después) y sus obras para clavicémbalo no tienen nada que envidiar a los trabajos escritos por compositores masculinos de la época.
Su ópera Cèphale et Procris, aunque es típica de las óperas de Lully, tiene a la vez tal personalidad y nobleza de escritura, tanto en las arias como en los recitativos, que  hacen concebir la esperanza de que en un futuro cercano se otorgue a este trabajo el lugar que merece en la historia de la música.
Sin duda Elizabeth tuvo un gran talento y también la suerte de encontrarse en un ambiente cultural que facilitó sus posibilidades de componer lo que quería.  En su libro de suits para clavicémbalo "registrado", dedicado al rey, que se publicó en 1707, explica: {...} Vous avez pas dedaigné mom enfance; vous preniez plaisir a voir naitre un talent que je vous consacrois; et vous m'honoriez même alors de vos louanges dont je en connoissois pas encore tout le prix.  Mes foibles talents se sont accûs dans la suite [...].

Bibligrafía: ADKINS, Patricia. Las Mujeres en la Música, Alianza Música, 1995

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